Esas
comarcas sembradas de cantiles,
cubiertas con el velo de un
silencio prohibido…
Son
fantasmas convertidos en piedra,
después de una noche de amor con
el Océano.
Una
orgía anhelante de sal y de sombras
y el húmedo adiós que se filtra
en el viento.
Es
sublime el embrujo de un acantilado;
la soledad misma enmudece de
asombro:
más
allá de los bordes de abrupta pureza,
más allá de los golpes del agua
en la roca,
más
allá, sólo la distancia, azul e infinita
y debajo, una oscura y serena
inconsciencia…
Es preciso soñar.
Divagar los ojos de la noche
obstinarse hasta consumir la luz.
Traspasar el horizonte del verso
bajar del cielo y revelarse
humano.
Caerse a gritos con esdrújulas
y a golpes de sinónimos.
Saciar el hambre con renglones
mudos
y emborracharse de sangrías
blancas.
Habitan las ideas entre abismos y
mareas,
invaden el aire mutadas en
zorzales.
Es preciso soñar.
Pienso en vos y digo abiertamente
El deseo en la piel y en la mirada.
Digo tu nombre … cómo estás
Y es un instante,
Un siglo
Un
abrazo
Una
ilusión
Un viento
arrasador
Definitivamente
Una razón inesperada y absoluta.
Pienso en vos con horas con días
Con ganas con semanas
Con sabor a
distancia
Y tan extraño
Tan claro
Tan
cierto es lo que siento
Tan francamente irresistible
Que mejor lo olvidamos
En
silencio
O convertimos en besos el aliento
Y
en palabras
Y
en pájaro
Y volamos con él donde quiera que vaya
A viva voz
Sin pensar
Sin
decir
Sin…
sintiendo.-
Me
sedujo su aroma de lluvia en el cristal
Su silencio confinado en la
ausencia
Ojos de distancia sonrisa de sal
No tengo memoria de sus manos
Tengo angustia de sus manos
No tengo razones presentes
Tengo perdido el sentido
dulce lamido de un lengua
invisible
en el tímpano ebrio de mis
soledades
No tengo amanecer en su brazos
Tengo noches de besos sin boca
Me sedujo sin saber porqué ni
cómo
y yo supe cuánto…
pero no se hasta dónde
Una soledad descarada
Un febril resplandor
Un fuego esdrújulo
Que enciende las entrañas
Toda vez que mis ojos /
hambrientos
Absorben tu tristeza vagabunda
Viento suave / felino
Orillando los límites del alma
Con un beso que es substancia
Aire tibio / triste invierno
Oriente impreciso
Donde unas veces sol / y otras
Apenas
Un febril resplandor
Una soledad descarada.-
Este esfuerzo
de aferrarte, sostenerte y amarte,
con las manos que, fuego,
pasearon tus rincones,
con los labios que, aire,
suspiraron tu aliento…
Este dolor inmenso
de tener que olvidarte, reprimirte, ignorarte,
con los ojos que, agua,
se agotaron de lágrimas,
Con los pasos que, tierra,
pisotearon mis sueños…
Inagotable,
la oscuridad en este instante
y el verbo amar
conjugado en un triste pasado…
y el terror absoluto
a cada adverbio de tiempo…
de modo y circunstancia.
© Adriana Mónica Lamela